miércoles, 22 de abril de 2009

El Madrid

Muchos se esfuerzan en ejemplificar con el partido de ayer del Real Madrid contra el Getafe el estado de mediocridad en el que se encuentra el club merengue actualmente. Es todo lo contrario.

Partidos como los de ayer devuelven al Madrid su verdadera identidad. Carente de una filosofía hedonista como la impuesta en otros lugares por figuras sofisticadas elevadas a la condición de redactor de leyes, el equipo de Chamartín recurre a los instintos más primarios.

Su fútbol es limitado, pero triunfos como el de ayer no deben ser tomados por infames actos de racanería futbolística o condicionamientos tácticos. Se impone el verdadero ADN del club: la victoria. El vencer sí o sí, por encima de cualquier cosa, sin condicionantes y sin importar el método. La forma de lograrlo ayer es la de la propia negación a sentirse vencidos que muchos dicen que imprime esa camiseta.

Otros, a pesar de embelesar e hiptonizar con sus artes -no hay que olvidar que al Madrid cualquier etapa de llano se le convierte en el maldito Tourmalet-, tienen en su reciente ABC su propia condena. Para ellos el medio es más importante que el fin. Les ha dado sus mayores éxitos, se los seguirá dando, pero no les garantiza superar a su primitivo enemigo ni siquiera despegarse un poquito de ellos.

P.D. Perdonen a este humilde madridista retomar el blog de esta forma, pero ayer por la noche uno se sintió realmente orgulloso después de alguna decepción.