sábado, 27 de junio de 2009

Cuando 'Jacko' creó el mundo

Todavía estaba en el instituto, adormecido por malgastar la noche memorizando temarios de filosofía y en espera del examen definitivo. Entonces, al ocurrente fulano, uno de esos tipos desfigurado por la influencia del profesor buenrollista de 'El club de los poetas muertos' y no sé qué mamarrachadas del pensamiento transversal, no se le ocurrió otra cosa que encargarnos una redacción personal sobre nuestra visión del origen del mundo para determinar si debíamos regresar a las aulas en septiembre. Ocurrente, ¿no? Me acuerdo de sus muertos a menudo, aunque me puso un sobresaliente, más que nada porque me pareció una extravagancia absurda que no justificó mis pronunciadas ojeras; podría haber escrito lo mismo al principio del curso dada mi generosa imaginación.



Pero el caso es que, visto ahora con perspectiva, me ayudó a reparar en una muchacha a la que no prestaba demasiada atención. Confieso que me cohibía su aspecto; siempre llevaba unas camisetas y sudaderas enormes impresas con imágenes de Michael Jackson. No fue su indumentaria lo que llevó a descubrir la música de ese tipo que no me había interesado lo más mínimo hasta entonces, al que sospechaba engullido por su personaje, sino la redacción del examen que escribió. Para ella, el mundo no era más que el escenario de un artista que un día decidió crearlo para compartir su obra con todos. El texto era genial, así que me hice con 'Thriller' y me convencí de que no podía existir nada mejor en esa categoría que dan en llamar "pop comercial". Todo era sublime, la música, los arreglos, las melodías, la voz... Me cautivó, y con 'Bad' las sensaciones fueron incluso mejores, hasta el extremo de que tengo a 'Man in the mirror' como su mejor canción. Intenté enriquecer mi colección de discos con colecciones y recopilatorios suyos, pero aluciné de verdad viendo vídeos de sus actuaciones. Los del 25 aniversario de Motown son joyas. La curiosidad está en que fue ahí donde estrenó el moonwalk, aunque eso no es exactamente el moonwalk; bueno, dejémoslo ahí, eso es otra historia.

miércoles, 17 de junio de 2009

Mágico, González


Reconozco que soy una persona seducida por la estética del inadaptado, por esos personajes que a pesar de su infinito talento merodean cloacas de distinta naturaleza y con todo y eso derrochan sentimientos de admiración; ay de mí, que me tenía por un iconoclasta y va a resultar que no soy más que un mitómano cualquiera de ese tipo que tanto detesto. Me viene de lejos: de los personajes de las novelas de Francis Scott Fitzgerald, Jay Gatsby y Dick Diver; de los detectives del género negro clásico, Philip Marlowe, Lloyd Hopkins y Samuel Spade; pero sobre todo por esos futbolistas que justificaban un sinfín de francachelas con un sólo instante, vetado para la inmensa mayoría de los "profesionales".

Y ahí le tienen, a la derecha, en una imagen que publica hoy la contraportada de El País, a Mágico González, ilustre componente de los talentos despreocupados, como Houseman, Best y otros muchos de mi santoral autodestructivo. Sin más, ¿nos tomamos una copita?