sábado, 10 de mayo de 2008

Un tipo genial

Tomo el título de la película de Bill Forsyth, que guardo en el recuerdo por la maravillosa banda sonora que compuso Mark Knopfler, para referirme al bueno de Frank Rijkaard y su cercana salida del Barça.

Los medios se han hartado esta semana de reproducir la respuesta que emitió Johan Cruyff cuando le cuestionaron acerca de la conveniencia de contratar a su compatriota para el banquillo culé. "Es bien persona", dijo el hombre a un chupa-chups pegado.

Su paso por el Barça no ha hecho más que ahondar en el estilo que situó al equipo catalán entre los grandes conjuntos de la historia de una vez por todas. A mí no ha hecho más que afianzarme en la convicción de que los equipos grandes no necesitan iluminados y grandes egos en los banquillos. Requieren buenos tipos que hayan pasado una etapa exitosa como jugadores y hayan aprendido que no es apropiado imponer sus ideas sobre el talento que atesoran en sus plantillas las formaciones punteras. Tipos con la habilidad necesaria para gestionar un grupo, líderes al fin y al cabo. Algo como lo que hizo Del Bosque en el Madrid durante la etapa galáctica de Florentino.

Ahora este tipo genial se va. Él sabía que terminaría haciéndolo; sabía, como futbolista, que los jugadores tienen la última palabra.

Que usted lo siga bien, Frank.

+Frank. Enric González. El País.

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