lunes, 30 de junio de 2008

El recuerdo

Vienen a decir que la memoria funciona por asociaciones. Somos incapaces de recordar qué hicimos ayer por la tarde, pero, en cambio, recordamos perfectamente el primer beso, el primer... ejem. y tal, parafraseando a Luis; pero cualquier aspecto aislado, incluso cuando tenemos que estudiar, nos resulta tremendamente complicado.

Seguro que muchos recuerdan perfectamente qué hicieron el día de los atentados del 11-M en Madrid. Rememoramos cada instante de aquel día porque todo quedó asociado a la tragedia. La hora a la que nos levantamos, lo que comimos, cómo nos enteramos de los que estaba pasando; un sinfín de detalles.

Con el fútbol pasa igual, por muchas cosas. La principal porque es un deporte tremendamente emocional. Aunque España no hubiera ganado la final, todos recordaríamos en detalle qué hacíamos la tarde que aplastamos a los rusos o el día en que Casillas mandó a los italianos de nuevo tras los Alpes.

Podemos acumular datos en la memoria: Italia ganó el Mundial de España y el de Alemania; Grecia la Eurocopa de Portugal; o Alemania la Copa del Mundo del 90. Da igual. Lo bonito, el decir: "Joder, el día que Silva le metió el tercero a los rusos me levanté a las mil y me comí un bocadillo que te cagas en el bar de abajo, y...". Ésto está reservado para los grandes.

Raúl, la copa se mira...

Qué alegría. Qué gusto da que hasta a los más descreídos como yo de vez en cuando les tiren abajo sus prejuicios. Habrá que analizar con detalle todo lo que ha sucedido estas últimas semanas en Austria y Suiza, pero ha quedado demostrado que el fútbol, a veces, es justo. No entiende de esos asuntos este deporte; con la victoria española él mismo es el que ha ganado, después de permitir un sinfín de canalladas.
El triunfo es de unos futbolistas fantásticos y de un seleccionador que ha sabido que la única forma de conseguir esto era dejando hacer a ésos jugadores lo que mejor saben.
Quedaron atrás, a ver hasta cuándo, las confabulaciones palaciegas de algunos, nunca compensadas sobre el terreno de juego.
Raúl, la copa se mira pero no se toca.

domingo, 29 de junio de 2008

Hacedlo por los que no llegamos

Este spot está destinado a la selección argentina, pero da igual. El mensaje es el mismo: 'Haganlo por los que no llegamos'. Por los que no llegamos y por todos los demás. Pero hacedlo, por lo que más queráis.

domingo, 22 de junio de 2008

La culpa fue de Arshavin

Rafael Tapounet escribió en una ocasión un artículo en El Periódico de Catalunya titulado 'La culpa fue de Altobelli' (no lo he encontrado en la hemeroteca y no tengo demasiadas ganas de escanearlo). En él sostenía que el mayor recuerdo del Mundial 82 que ganó Italia reside en las miles de muchachas españolas que sucumbieron a los encantos de los italianos desplazados a nuestro país para celebrar la victoria de su selección, culminada en la final frente a Alemania con el gol de Altobelli (el tercero, en el minuto 81).

Si obviamos este detalle, el mayor recuerdo futbolístico de aquel Mundial corresponde a la selección de Brasil, la verdadera ganadora en la medida que se ganó el recuerdo de los aficionados por su juego brillante y fantasioso. De Italia poco se puede rememorar aparte del anciano presidente de la República en pleno éxtasis o la celebración del gol de Tardelli; el resto queda para los libros de Historia, pese a que Zoff levantara el trofeo.

Pues bien, en esta Eurocopa, es seguro que muchas jovencitas austríacas y suizas recuerden alguna noche de desenfreno con algún extranjero de paso, pero, en previsión de que las infames Italia o Alemania ganen el torneo (sí, Italia; no tengo demasiadas esperanzas a estas horas de la mañana), es más que probable que el recuerdo más bello y nítido de la competición recaiga en un ruso con pinta constante de niño ruborizado, con unos perpetuos coloretes en las mejillas.

Qué manera de jugar al fútbol la de este tipo ayer por la noche y qué pana le dio Rusia a la selección holandesa. Fue el partido del torneo y, probablemente, si vemos levantar la copa a algún italiano o alemán, sea el único recuerdo que nos quede de este comienzo de verano del 2008.

lunes, 16 de junio de 2008

El placer del texto

Guillermo Pardo reflexiona en su blog sobre el lenguaje utilizado en las crónicas taurinas, refugio desde tiempos pretéritos del periodismo más literario.

Poco me ha importado la temática de algunos géneros, siempre iba buscando el placer del texto. Lo encontraba en determinados autores o periodistas que con su escritura podían convertir lo más anodino o aborrecible en algo increíblemente interesante.

Con los toros pasa un poco lo mismo. Durante años han sido las páginas más elaboradas estilísticamente de los diarios, y las más leídas. Incluso entre aquellos que los detestan y creen que es una crueldad. De la misma forma que lo fueron anteriormente las crónicas parlamentarias; y no me digáis que las sesiones del Congreso son interesantes a priori, o puede que ahora sean todos unos mentecatos y antes las cualidades de los políticos eran mayores.

La crítica parece residir en que ahora se cae en los tópicos y la escritura fácil.

miércoles, 11 de junio de 2008

¿Y La Vanguardia?

Dejo un enlace de uno de los articulistas del periódico donde trabajo y que también está un poco extrañado con el abandono del diario catalán a la periferia gallega. Las coincidencias en las opiniones son casuales, pero reconfortan.

P.D. No he tenido respuesta de La Vanguardia sobre el asunto.

+Ya no llega 'La Vanguardia'. José Manuel Ponte. La Opinión A Coruña.

domingo, 8 de junio de 2008

Momentos musicales

Se a vida é, de los Pet Shop Boys.

sábado, 7 de junio de 2008

¿Y La Vanguardia?

En las últimas semanas me ha extrañado comprobar cómo no encontraba ni un sólo ejemplar de La Vanguardia por tierras coruñesas. Más gente me lo ha constatado: los kioskos de la ciudad ya no lo venden, supuestamente porque la distribuidora del diario ha dejado de comercializarlo por estas tierras periféricas. No se puede encontrar tampoco por los organismos oficiales, como bibliotecas o ayuntamientos. Ni siquiera en el periódico donde trabajo, en el que es común el tradicional intercambio de ejemplares entre cabeceras.

Es una pena. La Vanguardia es un periódico excelente. Precursor de la prensa regional de calidad. Su más directo competidor, El Periódico de Cataluña, no es más que una versión más popular del primero. Yo incluso pienso que La Vanguardia es el único periódico de derechas digno de leer a diario.

Maldita sea, voy a enviar un correo ahora mismo a La Vanguardia para que me expliquen qué coño pasa.



domingo, 1 de junio de 2008

'Le God'

Finalizadas las competiciones de clubs y en espera del más que probable bochornoso papel de la selección española en la Eurocopa, uno se distrae futbolísticamente con vídeos pasados. Paseando por Youtube, me detuve en uno de mis ídolos de la infancia. Un tal Matthew Le Tissier.

Le God, como le apodaban los hinchas del Southampton, se alejaba del patrón de futbolista inglés y puede que haya sido el jugador británico de mayor talento de las últimas décadas. Quizá porque también era medio francés (nació en una isla del Canal de la Mancha). No deja de ser curioso que el renacimiento reciente, y también durante los últimos veinte años, del fútbol de las islas haya venido de la mano de los franceses: Cantona les enseñó que al fútbol se juega mejor con el balón en el suelo y Wenger que da más resultado correr con la pelota que sin ella.

Disfruté muchísimo viendo a Le Tissier. Lo descubrí de pequeño, cuando Canal+, al poco de comenzar sus emisiones, empezó a televisar los partidos de la Premier. Mi abuelo, dueño de una típica taberna de aldea gallega, contrató el canal por pura visión empresarial. Él fue quien me advirtió de que no le perdiera la pista a un tipo espigado que jugaba en el Southampton. Los años fueron pasando, Le Tissier fue ganando kilos pero su fútbol no se resintió una migaja, frente a todos los apóstoles del atletismo. Se retiró con la misma camiseta con la que yo le vi sus primeros partidos y dejó momentos increíbles. Una curiosidad: sólo falló un penalti en toda su carrera. Y los tiraba todos.