Existen unas criaturas que me provocan cierta sensación de cautela cuando las oigo nombrar, me pongo en alerta al instante cuando las mentan. Están siempre recubiertos de un envoltorio de sofisticación, como todo lo que supuestamente crean -subráyese el supuestamente-, pero no deja de ser eso: un envoltorio. Se mueven en el terreno de lo que parece ser y en el fondo no son nada. Se dicen llamar creativos y su última creación saltó ayer a todos los medios cuando un rapero les acusó de inspirarse un poquito en un tema suyo para una campaña publicitaria pública. Dejando a un lado el oportunismo que pueda tener el tal Nach este, la comparación habla por sí sola:
Los encargados del trabajo singular, único e intransferible para el Ministerio de Sanidad se apresuraron, no podía ser de otra forma, a manifestarse muy indignados. Y ni que decir tiene que la indignación es sinónimo de demanda y, por consiguiente, de pasta.
Pero el asunto no termina aquí. Los lumbreras acusados de plagio resulta que ya se vieron en una similar hace poco. Un anuncio para una cadena de distribución alimentaria muy aclamada porque utilizaba signos de identidad comunes y algo tópicos -de estas reducciones al absurdo se sirven estos genios- también, mira por donde, estaba inspirada. Pasen y vean:
No son tontos, toman al resto por tontos.
miércoles, 24 de diciembre de 2008
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