miércoles, 17 de junio de 2009

Mágico, González


Reconozco que soy una persona seducida por la estética del inadaptado, por esos personajes que a pesar de su infinito talento merodean cloacas de distinta naturaleza y con todo y eso derrochan sentimientos de admiración; ay de mí, que me tenía por un iconoclasta y va a resultar que no soy más que un mitómano cualquiera de ese tipo que tanto detesto. Me viene de lejos: de los personajes de las novelas de Francis Scott Fitzgerald, Jay Gatsby y Dick Diver; de los detectives del género negro clásico, Philip Marlowe, Lloyd Hopkins y Samuel Spade; pero sobre todo por esos futbolistas que justificaban un sinfín de francachelas con un sólo instante, vetado para la inmensa mayoría de los "profesionales".

Y ahí le tienen, a la derecha, en una imagen que publica hoy la contraportada de El País, a Mágico González, ilustre componente de los talentos despreocupados, como Houseman, Best y otros muchos de mi santoral autodestructivo. Sin más, ¿nos tomamos una copita?

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