lunes, 22 de septiembre de 2008

Burócratas informativos

Advertencia: el texto que sigue es un simple ejercicio imaginativo de un ocioso tocapelotas que, cansado de la inutilidad de unas personas que en algún momento se llamaron periodistas y se dedican ahora a entorpecer el trabajo de sus compañeros, ha decidido recuperar el equilibrio en el Universo. Quizá también es que en realidad jamás fueron periodistas y su papel siempre estuvo del otro lado.

-Hola, ¿es el gabinete de prensa de la ... de ...?
-Sí.
-Me gustaría saber por qué en el colegio ... se ha suprimido el transporte de las actividades extraescolares.
-Hago una consulta y te llamo.

Precavido, el joven periodista manzanillo hace inmediatamente una siguiente llamada a otro organismo dependiente del anterior, de mayor jerarquía.

-Hola, me gustaría hablar con el delegado de ...
-¿Por qué?
-Quisiera hacerle una consulta sobre la supresión del transporte extraescolar en el colegio ...
-Pero, todo ese tipo de cosas deben pasar por el departamento de prensa.
-He llamado y no me contestan.
-Un momento.

Tras un minuto en espera, responden:

-Le paso al delegado.

Así de sencillo, así de simple. Ni que decir tiene que los mentecatos del primer departamento no llamaron ni ese día ni dos semanas después.

Lo he mamado, cursé un máster en comunicación corporativa por motivos diferentes a hacer las labores del gabinete de prensa. Por allí desfilaron una serie de fulanos acostumbrados, no ya a mentir, sino a no decir toda la verdad, que es peor -esto lo aprendí de José María García-, y a considerar que si repites mucho una mentira acaba siendo verdad. Se alimentan de una de las miserias del periodismo, la fuentocracia. Igualmente acostumbrados a que si ellos no te facilitan un dato deducen que ya no serás capaz de dar con él. Frente a todos ellos sólo hay una solución: Periodismo. Y además: historias de verdad, de las de la gente. Para que cuando envíen cualquiera de sus chorradas se vayan directamente a la bandeja de basura del correo.

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