El viernes, camino de la redacción del periódico, pensé que alguien por fin había escuchado mis plegarias. A media mañana, en la coruñesa plaza de Pontevedra, había un montón de jóvenes alborotadas montando jaleo, vigiladas -y nunca mejor dicho- por una tropa de policías antidisturbios. Supongo que, como yo, los agentes de la autoridad estarían dando gracias al cielo por semejante encargo.
Imagináos a esos tipos con gesto constante de mantenerse alerta ante un sinfín de tías buenas, convocadas a una huelga en el comercio por los sindicatos. Por un día -que no se acostumbren, por mucho que a estas horas sigan suplicando-, los antidisturbios cambiaron a los rudos piquetes del transporte y del naval por las chicas de Zara, Pull&Bear o Mango.
A mí me dieron unas ganas tremendas de unirme a la concentración, como muchos de los que pasaban por allí y no perdieron la oportunidad. Ríanse ustedes del paraíso socialista de Fidel.
-Foto: Víctor Echave.
-Galería. La Opinión A Coruña.
domingo, 19 de octubre de 2008
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