viernes, 8 de febrero de 2008

Se acabó

Ayer Canal+ emitió el último capítulo de 'Los Soprano'. A Carlos Boyero, acérrimo seguidor de la serie, no le gustó, según lo que dice en el encuentro semanal con los lectores del elpaís.es. A mí me encantó. No esperaba menos.

Cuando la polémica escena final (la de arriba) se emitió en Estados Unidos todo el mundo se lanzó a despedazarla, incluidos los filibusteros que jamás han visto la serie; supongo que aquí pasará lo mismo. No esperaba que el final me contara algo explícito, como que Tony se va a la cárcel o se convierte en un delator de la policía. 'Los Soprano' nunca ha pretendido eso. Esperaba que el juicio quedara en mis manos, como en todos los capítulos de la serie. Nunca había sido moralista, ¿por qué tendría que serlo en el episodio definitivo? David Chase, el cerebro detrás de la maravilla, nos acostumbró a leer entre líneas, y de esta forma se despidió.

Aquí queda la particular visión de alguien que se dedicó a atar cabos.


No sé qué va a llenar el vacío de 'Los Soprano' en mi vida. Menos mal que nos queda Portugal, perdón, el DVD. Me ha venido un fogonazo a la mente, será porque me he pasado media tarde escuchando a Siniestro Total. Por cierto, la canción de la última escena de la serie es de un grupo horterilla que se llama Journey. El tema es Don't stop believing.

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